28 de Octubre 2009. Sala Joy Eslava
Joe Lynn Turner y Bobby Rondinelli no nos engañaron hace unos días cuando en la entrevista que les hicimos (que podéis leer pinchando aquí) nos prometieron una noche de clásicos de Rainbow de todas sus épocas ejecutados con pasión y calidad por parte de algunos de los músicos que hicieron grande el nombre del grupo del Arco Iris, acompañados por el vástago del mentor y alma del mismo. Y eso fue exactamente lo que nos ofrecieron al buen número de seguidores que prácticamente llenábamos la Joy Eslava, en su mayoría veteranos, de uno de los pilares básicos del hard rock clásico, y que preferimos asistir a un ejercicio de nostalgia y sabor añejo para pasar la noche del pasado miércoles, aun contando con la coincidencia a apenas un kilómetro de la sala donde nos encontrábamos, estaban descargando a la misma hora dos de las formaciones más pujantes en la actualidad del hard rock tanto nacional como foráneo, Atlas y Gotthard, (no me importaría que alguien nos explicara por qué es tan complicado ponerse de acuerdo para evitar este tipo de coincidencias).
Me sorprendió gratamente que ambos eventos contaran con una nutrida asistencia, y en el caso que nos ocupa muchos iban un poco con la precaución lógica de ver como se desarrollarían los temas de Rainbow sin el gran Ritchie Blackmore ejecutándolos, y con un solo cantante como Joe Lynn Turner para poner su voz a todas las épocas de la banda. He de reconocer que algunos partíamos con ventaja por haberles visto ya en verano en el Sweden y ya sabíamos del buen hacer de la banda en directo, el resto creo que terminó bastante satisfecho con lo que pudimos disfrutar en las casi dos horas de recorrido mágico que nos ofrecieron.
A continuación hubo hueco para la época más reciente de Rainbow donde estaba Doggie White a la voz, bien suplantado por Turner para interpretar las más densas y pesadas "Ariel" y "Wolf To The Moon", que supusieron un pequeño parón de intensidad y respuesta, inmediatamente recuperadas con el himno "I Surrender" que como era previsible fue acogida con delirio por el respetable, al igual que la indispensable "Man On The Silver Montain" que nos transporto hasta los inicios de la leyenda Rainbow.
Se despidieron por primera vez por todo lo alto con una versión alargada de "Long Live Rock & Roll" coreada por todos los presentes como no podía ser de otra manera, sirviendo de apoyo a un Turner que anduvo algo menos brillante, recuperándose tras una breve salida de escena con la brillantísima "Gates Of Babylon" en la que se salieron Morris y Jürgen ya con la Fender blanca en ristre.
Resumiendo, gran concierto, grandes músicos, grandes temas y muchas ganas de que algún día Ritchie haga un hueco en su agenda medieval y tenga a bien volver a ofrecernos su vena más hard rockera.
Mariano Palomo